Mujer distinguida



martes, 27 de noviembre de 2012

Cerámica de Iznik

A finales del siglo XV, la ciudad de Iznik, la antigua Nicea, situada al nordeste de Turquía, se convirtió en el centro cerámico turco por excelencia dedicado a la producción de servicios de mesa de lujo y de azulejos para la ornamentación de palacios, mezquitas y mausoleos. 

Naturalista y exuberante
No fue hasta los años 1520-1566, coincidiendo con el sultanato de Solimán el Magnífico, que sus alfareros empezaron a desarrollar su propia personalidad cultivando una ornamentación naturalista exuberante, cuyo cromatismo fue enriqueciéndose a medida que transcurrían las décadas.
A partir de 1570, la cerámica de Iznik se comercializó con éxito en el mercado europeo y marcó tendencias entre las producciones de Padua y Venecia (Italia) y de Nevers (Francia). La riqueza cromática de las vajillas otomanas despertó el interés de familias pudientes de Italia, Francia, Alemania, Austria e Inglaterra, que encargaron sus servicios de mesa a los alfareros turcos.

Llegan los tulipanes
Paralelamente a la cerámica de Iznik, el botánico Charles de l’Écluse (Clusius) recibió de Estambul los primeros bulbos de tulipanes, que plantó en el jardín imperial de Viena y en el jardín botánico de Leiden, creando en Europa la tulipomanía, es decir, la moda de su coleccionismo de diferentes especies y colores, que a su vez provocó la primera burbuja económica registrada en la historia.
Retratar las flores de los jardines botánicos se puso de moda, tal y como se puede apreciar en la pintura de naturalezas muertas del Siglo de Oro español y también en la cerámica europea. De hecho, las producciones cerámicas de Barcelona de finales del siglo XVII y del XVIII, decoradas con jarrones y cestos de flores, recuerdan a las naturalezas muertas florales de los pintores flamencos y españoles.